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Los Cristianos y la comida: ¿Estamos obligados a guardar las regulaciones dietéticas del Antiguo Tes

Muchos preguntan con frecuencia si en verdad, según la Biblia, está prohibido comer o tomar ciertos alimentos. Esta inquietud les nace de conversaciones tenidas con miembros de algunas iglesias pseudocristianas o de ciertas sectas, quienes, con la Biblia en la mano, les han mostrado que no se puede comer cerdo, conejo, ciertos peces y ciertas aves, etc. En esta línea están sobre todo los Adventistas del Séptimo Día, los Testigos de Jehová, los Mormones y otros. Algunos prohíben incluso tomar vino y cualquier licor, café, té, coca-cola, pepsi etc., por motivos de religión, como si la Biblia prohibiera todo eso. Vamos, pues, a contestar a este punto.

Este tema de los alimentos, por ser uno de los más claros y sencillos de comprender, nos permite entender otra verdad básica en la lectura de la Biblia: La Biblia no fue escrita en un solo día, sino que fue redactada durante un período de casi 2.000 años. Y cuando uno lee con atención este libro sagrado nos damos cuenta de que a través de toda la Biblia hay una gran evolución doctrinal y moral. Es decir, que, en la Biblia, no todo tiene vigencia en nuestra época y dispensación Que hay una gran diferencia, aunque se complementen, entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Que no se puede leer el Antiguo Testamento en forma parcial y aislada, como si todo en él fuera doctrina eterna. Hay que leer siempre el Antiguo Testamento a la luz del Nuevo Testamento. Porque Jesucristo, Dios-hombre, es el centro del Nuevo Testamento y el fin de toda la Biblia. Además, Jesucristo, con su autoridad humano-divina, corrigió y perfeccionó muchas cosas que se leen en el Antiguo Testamento y anuló y abolió costumbres que para los judíos del Antiguo Testamento eran prácticas muy importantes. Y entre estas cosas que Jesús abolió está la cuestión de los alimentos. Leyendo con atención la Biblia nos damos cuenta de que dentro del mismo Antiguo Testamento hay diversas tradiciones y costumbres en cuanto a los alimentos. El libro de Génesis nos dice que todas las plantas y animales han sido creados buenos y están al servicio del hombre Génesis 1:20-25, 1:28-30, 9:2-3). No obstante, en Génesis 9:4 el escritor sagrado prohíbe comer «carne con sangre». Más adelante, bajo la Ley, se creía que la sangre era el alma o donde el alma residía (Levítico 19:26; 17:11; Deuteronomio 12:23). Por lo mismo, se juzgaba también impuro todo animal que no había sido desangrado, y todo alimento que lo tocara (Levítico 11:34 y 39). Además se prohíbe la grasa de los animales (Levítico 7:23). Los textos prohibitivos más famosos que son los que suelen mostrar los adventistas y otros grupos, con la Biblia en la mano para confundir a los creyentes sencillos, son los siguientes: Levítico 11:1-23 y su paralelo Deuteronomio 14:3-21. Sería largo citarlos aquí. En estos textos se prohíbe comer: camello, conejo, liebre, cerdo y una serie larga de animales acuáticos, aves e insectos alados. Todas las prohibiciones de comer ciertos alimentos (como el camello, el cerdo, el conejo, etc.) estaban en plena vigencia en el judaísmo dentro del cual nació, vivió y murió Nuestro Señor Jesucristo. ¿Cómo reaccionó Jesús frente a ellas? Un día, Jesús llamó a toda la gente y les dijo: "...Escúchenme todos y entiéndanme bien: No hay ninguna cosa fuera del hombre que al entrar en él lo pueda hacer pecador o impuro...". Y como sus mismos discípulos se sorprendieron con tamaña novedad, Jesús añadió enseguida: "... ¿No comprenden que nada de lo que desde fuera entra en el hombre lo puede hacer impuro porque no entra en su corazón, sino en su estómago y luego se echa afuera?..". Y añade el mismo Jesús: "... Lo que sale del hombre, eso es lo que le hace impuro, pues de dentro del corazón salen las malas intenciones, los desórdenes sexuales, los robos, libertinaje, envidia, injuria, orgullo, falta de sentido moral. Todo eso sale de dentro, y eso sí que mancha al hombre..." (Marcos 7:14-23 y Mateo 15:10-20). Pero los judíos continuaron aferrados a sus leyes y costumbres en esos puntos, e impugnaron duramente a los primeros cristianos convertidos del judaísmo. De tal modo que en las primeras comunidades cristianas de origen judío, fue muy difícil cambiar de criterio respecto a los alimentos. Hasta los mismos apóstoles tuvieron sus resistencias (Hech. 10:9-16; y 11:1-18).

Incluso después de declarar, en el concilio de Jerusalén, que no les obligaba la ley de Moisés, ni la circuncisión (Hechos 15:1-12), tuvieron que hacer algunas concesiones respecto a la costumbre judía de los alimentos, pero sólo para ciertas comunidades aisladas, donde habitaban los judeocristianos. Es que, como señala la misma Biblia, muchos judeocristianos seguían aferrados celosamente a la Ley de Moisés (Hechos 15:13-19 y 21:20). Será especialmente Pablo quien, en la línea liberadora de Jesús, repetirá a los cristianos: "... Que nadie los critique por cuestiones de comida o bebida, o a propósito de las fiestas, de novilunios o de los sábados. Todo eso no era sino sombra de lo que había de venir, y ahora la realidad es la persona de Cristo... ¿Por qué se van a sujetar ahora a preceptos como «no tomes esto», «no gustes eso», «no toques aquello»?... Tales cosas tienen su apariencia de sabiduría y de piedad, de mortificación y de rigor, pero sin valor alguno..." (Colosenses 2:16-17; 2:20-23). Y también en su carta a Timoteo, Pablo escribe contra quienes prohibían, entre otras cosas, "... El uso de alimentos que Dios creó para que fueran comidos con acción de gracias por los fieles que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios ha creado es bueno y no se ha de rechazar ningún alimento que se coma con acción de gracias, pues queda santificado por la palabra de Dios y la oración. Si tú enseñas estas cosas a los hermanos, serás un buen ministro de Cristo Jesús..." (1 Timoteo 4:3-6; 1 Corintios 6:13 y 8:7-13).

No estamos pues, bajo la esclavitud de la Ley ni bajo sus prohibiciones dietéticas. Esto debería ser suficiente para ayudar a algún creyente influenciado por los adventistas, pero, ¿Qué hay sobre las regulaciones dietéticas mormonas que prohíben el consumo de café, té y bebidas cola? Los mismos principios son aplicables en este caso, pero con una consideración especial: ¡Los mormones no se fundamentan en la Biblia! La ley dietética mormona se basa en la sección 89 del libro sagrado del mormonismo llamado Doctrina y Convenios, el cual contiene supuestas revelaciones dadas a José Smith y sus sucesores. Los críticos de la iglesia mormona sugieren que la Palabra de Sabiduría provino de medios no divinos y citan a David Whitmer, uno de los primeros líderes y fundadores del mormonismo. Sobre el origen de de la ley dietética mormona David Whitmer dijo: "... Algunos de los hombres eran masticadores excesivos de la sucia mala hierba, y su babeante escupidera causó repugnancia a la señora Smith... quien hizo la observación irónica que 'sería una buena cosa si una revelación pudiera ser recibida y declarará que el uso del tabaco es un pecado, y mandarlo a suprimir'. El asunto fue llevado hacia arriba y se bromeó sobre él, algunos de los hermanos sugirieron que la revelación también debía prever un total abstinencia de té y café para beber, esto con la intención de contrarrestar a las hermanas. Efectivamente el tema fue tomado después en serio, y la 'Palabra de Sabiduría' fue el resultado..." (Des Moines Daily News, Des Moines, Iowa; Octubre 16, 1886, citado en, “An Historical Analysis,” 20-21). Es evidente que la revelación mormona es totalmente fraudulenta y carente de validez para los cristianos.

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