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La Doctrina de la Trinidad: Respondiendo a los Argumentos Anti-Trinitarios.

Los Testigos de Jehová y otros grupos unitarios niegan la existencia de la Trinidad. En su intento por defender la unicidad de Dios niegan incluso la divinidad de Jesucristo. Generalmente se valen de argumentos como la subordinación de Jesucristo al Padre y la incomprensibilidad de la naturaleza del Dios Trino, así como del hecho de que la palabra "Trinidad" no se encuentra en la Biblia, para negar dicha enseñanza. Pero, ¿Son válidas sus argumentaciones? Respondamos bíblicamente a estas tres objeciones a la doctrina trinitaria.

(1.- ¿ES LA SUBORDINACIÓN DEL HIJO UNA PRUEBA DE SU INFERIORIDAD?

Aparentemente hay una subordinación dentro de la Trinidad con relación al orden, pero no en sustancia o esencia. En cuanto al orden, podemos ver que el Padre es primero, el Hijo es el segundo y el Espíritu Santo es el tercero. El Padre no es engendrado, pero el Hijo si lo es (Juan 3:16); el Espíritu Santo procede del Padre (Juan 5:26), el Padre mandó al Hijo (1 Juan 4:10), el Hijo y el Padre enviaron al Espíritu Santo (Juan 14:26; 15:26). El Padre crea (Isaías 44:24), el Hijo redime (Gálatas 3:13) y el Espíritu Santo santifica. (Romanos 15:16). Esta subordinación en cuanto al orden no significa que cada uno de los miembros de la Divinidad no sea co-igual al otro. Por ejemplo, vemos que el Padre mandó al Hijo. Esto no significa que el Hijo no sea igual al Padre en esencia y naturaleza divina. El Hijo es igual al Padre en Su divinidad pero inferior en Su humanidad. Una esposa está supuesta a estar sujeta a su marido, pero esto no niega la humanidad, esencia o igualdad de ella. En otra analogía, un rey y su siervo, comparten la naturaleza humana. Sin embargo, el rey manda al sirviente para que haga su voluntad (la del rey). Jesús dijo: “…Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió…” (Juan 6:38). Claro está, que Jesús ya es Rey, pero la analogía muestra que cuando es mandado, esto no significa que es diferente en naturaleza de aquel que lo envió. Los críticos de la Trinidad verán esta subordinación como prueba de que la Trinidad es falsa. Ellos razonan que, si Jesús fuera verdaderamente Dios, entonces, Él sería completamente igual a Dios el Padre en todas las áreas y, por lo tanto, no estaría subordinado al Padre de ninguna manera. Pero esta objeción no es lógica. Si miramos la analogía del rey y su siervo, ciertamente no diríamos que el sirviente no es humano debido a que fue mandado. Ser mandado no niega la igualdad en esencia. Por lo tanto, el hecho de que el Hijo fue mandado no significa que Él ya no es más divino. Cuando mi esposa me manda al supermercado traer leche, pan o alguna otra cosa, no significa que dejo de ser humano.

(2.- LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD ES INCOMPRENSIBLE, ¿CÓMO PODEMOS ACEPTAR ALGO QUE ESCAPA DE NUESTRA COMPRENSIÓN? ¿ACASO NO DEBERÍAMOS COMPRENDER AL SER AL CUAL ADORAMOS?

Lo más difícil acerca del concepto cristiano de la Trinidad, es que no hay manera de explicarlo de forma apropiada. Para cualquier ser humano, la Trinidad es un concepto imposible de entender por completo; de hecho, sería imposible explicarlo. Basados en Juan 4:22, ciertos grupos religiosos antitrinitarios (como los mal llamados Testigos de Jehová) argumentan que un Dios tan incomprensible no podría ser el Dios de la Biblia. Sin embargo, tal argumentación es absurda, pues ¿Cuán soberbio tendría que ser un simple mortal para querer comprender a plenitud la naturaleza misma de Dios? Juan 4:22, el versículo en cuestión nos dice: “…Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos…”. Ciertamente Cristo no estaba hablando de la Trinidad cuando hizo tal afirmación. La samaritana tampoco estaba preguntando eso; de modo que Jesús jamás quiso decir que entender totalmente la naturaleza misma del Dios trino fuera un requisito para adorarlo. ¿Qué quiso decir entonces? Debemos recordar que los samaritanos solamente aceptaban a Moisés como único profeta y no reconocían los libros de los Profetas ni los Escritos (la división tradicional de las Escrituras Hebreas), sino que se guiaban exclusivamente por los cinco libros de la Torá. Esto les impedía tener una concepción clara de Dios, sus mandamientos y su naturaleza, ya que rechazaban a conveniencia ciertas partes de la Palabra de Dios y, antojadizamente, habían diseñado su propia forma de adoración, lo cual les llevaba a cometer serios errores doctrinales y de práctica. El Señor simplemente le recordó que de los judíos “…son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos…” (Romanos 9:4-5), mientras que ellos, los samaritanos, rechazaban parte de la revelación dado por Dios a la nación hebrea, por lo cual “adoraban lo que no sabían”. Esa misma actitud de los samaritanos es la que les impide, a ciertos grupos religiosos que se dicen cristianos, aceptar la verdadera naturaleza de Dios. No esperemos entender a Dios en su plenitud para dorarlo; simplemente dejémonos fascinar por su gloria y majestad. Sería imposible entender con nuestra limitada capacidad al Dios Eterno, más aun cuando consideramos que Dios es infinitamente más grande de lo que somos nosotros, por tanto, no deberíamos esperar estar en capacidad de entenderlo por completo. La Biblia enseña que el Padre es Dios, que Jesús es Dios, y que el Espíritu Santo es Dios. También enseña que hay solamente un Dios. Aunque podemos entender algunos hechos acerca de la relación de las diferentes personas de la Trinidad, a la larga, es incomprensible para la mente humana. Sin embargo, esto no significa que no es verdad o que no está basado en las enseñanzas de la Biblia. Un Dios cuya existencia y naturaleza pueda ser comprendida plenamente por el ser hombre, es un dios de invención humana. La Palabra de Dios nos dice en 1 Corintios 2:10-16: “..Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio, el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo…”. Dios sólo puede ser conocido por revelación, no por lógica o razonamiento humano.

(3.- ¿CÓMO PUEDA SER BÍBLICA ESTA DOCTRINA SI EL TÉRMINO “TRINIDAD” NO SE ENCUENTRA EN LA BIBLIA?

Para muchos es una piedra de tropiezo que la palabra “Trinidad” no se utiliza en la Escritura. Este es un término teológico utilizado para procurar describir al trino Dios, y la realidad de que hay tres personas coexistentes, coeternas de las que Dios se conforma. De ninguna manera sugiere la existencia de tres Dioses. La Trinidad es un Dios compuesto de tres personas. No hay nada de malo con usar el término “Trinidad”, aun cuando la palabra no se encuentra en la Biblia. De manera que, no vale la pena obsesionarse con el uso del término “Trinidad” para describir a Dios; pues aunque la palabra en sí no se encuentra en la Biblia, sí podemos encontrar dicha doctrina desarrollada a lo a través de las Escrituras, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Si esto representa un problema para usted, considere esto: la palabra abuelo tampoco es utilizada en la Biblia. Sin embargo, eso no cambia en nada el hecho de que Abraham fue el abuelo de Jacob. Dicha lógica puede ser usada también con otros términos, por ejemplo: La palabra “biblia” tampoco se encuentra en la Biblia, pero de todas formas, la usamos. De igual manera, las palabras “omnisciencia” (todo conocimiento), “omnipotencia” (todo poderoso) y “omnipresencia” (presente en todo lugar), tampoco se encuentran en la Biblia; pero las usamos para describir los atributos de Dios. Así que para decir que la Trinidad no es verdadera porque la palabra no se encuentra en la Biblia es un argumento inválido.

CONCLUSIÓN: La doctrina de la Trinidad no es ajena a las Escrituras, sino al contrario. Las Escrituras proveen la base sobre la cual la doctrina de la Trinidad es formulada. Aún cuando la doctrina de la Trinidad no es declarada de manera explícita, con toda seguridad sí está manifestada de forma implícita en las páginas de las Escrituras. Es cierto que escapa de la comprensión humana, pero no por ello deja de ser cierta.

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