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El Cristiano y la Posesión Demoníaca.

Una persona es víctima de una posesión demoníaca, está endemoniada, o simplemente está poseída, cuando un espíritu maligno entra en su cuerpo y le hace hablar y comportarse, no como ella quisiera, sino como el tal espíritu quiere. Respondamos bíblicamente a 6 preguntas comunes en relación con la posesión demoníaca: ¿Qué son los exorcismos y qué enseña la Biblia al respecto?, ¿Puede un cristiano verdadero ser poseído por demonios?, ¿Cúales son los síntomas evidentes de una posesión demoníaca?, ¿Cómo puede alguien llegar a estar poseído por un demonio?, ¿Es correcto dialogar con demonios, preguntarles su nombre o permitirles exhibirse en público? Y ¿Puede un demonio exponer públicamente un pecado oculto y no confesado, de aquellos que intenten expulsarle?

(1.- ¿QUÉ SON LOS EXORCISMOS Y QUÉ ENSEÑA LA BIBLIA AL RESPECTO? Las Escrituras hablan del diablo, los demonios y su acción; pero los evangélicos afrontamos este asunto de forma muy diferente a la Iglesia Católica. Muchos hablan de Dios y del diablo, pero pocos se preocupan por saber qué dice la Biblia sobre ello. El asunto de los exorcismos es uno de los temas favoritos en el cine del terror, tan popular en los últimos años gracias a películas como 'El exorcista', una de las más populares en su género, y que sigue siendo referencia para cantidad de producciones que en el cine tratan el asunto de la posesión. Sin embargo pocos se han preocupado de revisar lo que la fe cristiana enseña en las páginas de la Biblia sobre los demonios y las posesiones.Tal vez sea porque las Escrituras muestran a los demonios actuando, pero la reacción de Jesús y de los primeros creyentes está muy lejos de la parafernalia, rituales, o el uso objetos con un supuesto poder para hacer salir a un demonio de la persona poseída. Los demonios, espíritus inmundos o impuros, son seres de naturaleza espiritual e invisibles, también conocidos como “ángeles caídos” puesto que siguieron a Satanás en su rebelión contra Dios, su creador. Son de carácter inmortal, son poderosos, superiores al poder de un ser humano, y tienen personalidad. La obra de los demonios en las personas no es una explicación temporal que la Biblia dé a las enfermedades que, por el desarrollo de la medicina y la ciencia, no se pudieran explicar en la época de los relatos evangélicos. Esto es difícil de aceptar para una persona que no crea en Dios, o en el mundo espiritual, ya que siempre dirá que cualquier manifestación demoníaca es una enfermedad mental y no algo de carácter espiritual. Desde la medicina se apunta que muchos de los casos de posesión se pueden explicar como un trastorno de identidad disociativo o epilepsia. Sin embargo los pasajes bíblicos hacen distinción entre enfermedad y posesión. No se mezclan. En Mateo dice que Jesús curaba a endemoniados, epilépticos y paralíticos, haciendo una distinción clara. Lo que es distintivo es la respuesta ante la mención de Cristo. Podemos saber que es un problema espiritual cuando reaccionan violentamente ante este mensaje. Además una persona poseída no responderá a los tratamientos que le estén dando los médicos. La Iglesia Católica ha popularizado la idea de que el exorcismo sólo puede ser realizado por una persona específicamente preparada para ello a través de ciertos rituales. Sin embargo, la forma de enfrentar los demonios en la Biblia es bastante más sencilla y directa. Los apóstoles y Jesús sacaban los demonios con unas palabras. No hay un ritual. Con una orden la persona queda liberada. Los apóstoles hicieron lo mismo, y lo hacían en el nombre de Jesús. No hay un enfrentamiento, ni discusión, ni reprensión, ni insultar a los espíritus (Judas 8-10). Debemos romper con toda la parafernalia creada alrededor del exorcismo. En realidad la palabra 'exorcismo' sólo aparece en Hechos 19:13 y se refiere a personas que no eran cristianas que practicaban un exorcismo ambulante. Se trata por tanto de un concepto heredado de otras tradiciones culturales o religiosas que no tienen lugar en la Biblia. En caso de que un cristiano enfrente la circunstancia de estar ante una persona poseída por un demonio no necesita, por tanto, tener un cargo específico, ni siquiera una preparación ritual previa (pues el verdadero cristiano se prepara y vive preparado espiritualmente cada día, no sólo ante una 'emergencia' de este tipo). Se nos llama a que, como discípulos, podamos ejercer ese poder de echar demonios en el nombre de Jesús, porque no somos nosotros quienes tenemos poderes, es el Espíritu de Dios. El siervo de Dios actúa en el nombre de Jesús para expulsarlo. El único requisito que presenta la Biblia es tener fe. Jesús recriminó a sus discípulos en un momento que no fueron capaces de sacar un demonio porque no tuvieron fe. Se requiere fe para que uno pueda expulsar a un demonio de otra persona. Si bien es cierto que el catolicismo trata el asunto de las posesiones y el exorcismo por medio de rituales con crucifijos, estampas, agua bendita, velas, conjuraciones y rosarios, nada de esto tiene poder contra el diablo, según la Escritura. Los evangélicos debemos evitar caer en el mismo engaño. Debemos dejar de lado la fe en el uso de objetos, aceite, sal, imposición de biblias sobre el endemoniado, recitación mística de ciertos salmos, latigazos, golpes o cualquier otro ritual absurdo y antibíblico. No somos 'brujos blancos' ni médium cristianos, sino representantes autorizados de Jesucristo. Y Jesucristo y los apóstoles se enfrentaban con demonios, pero no recurrieron a ninguna fórmula mágica para dominarlos.

(2.- ¿PUEDE UN CRISTIANO VERDADERO SER POSEÍDO POR UN DEMONIO? Muchos creyentes rehúsan ejercer su ministerio de liberación por miedo a ser víctimas ellos mismos de la posesión demoníaca en caso de no realizar adecuadamente el 'exorcismo'. Muchos cristianos incluso afirman haber oído de creyentes víctimas de la posesión demoníaca. ¿Es esto posible? ¿Pueden los cristianos verdaderos ser poseídos por demonios? Para responder adecuadamente a dichas preguntas, es necesario aclarar ciertos conceptos: Estar poseído no es lo mismo que ser tentado, influenciado o incluso atacado por demonios. Satanás y los demonios tientan a los cristianos, e incluso pueden poner pensamientos pecaminosos en ellos, tal como sucedió en el caso de David con el censo (1 Crónicas 21:1), y Pedro, cuando le insistió a Cristo que no fuera a Jerusalén (Mateo 16:23). La Biblia también atestigua que los demonios pueden producir enfermedades y desgracias, siempre bajo el permiso divino. Tal fue el caso de Job, y también ocurrió con Pablo con el aguijón en su carne, a quien identificó como “un mensajero de Satanás” (2 Corintios 12:7). En Lucas 13:11 se nos habla de una mujer que durante dieciocho años había tenido una enfermedad causada por un espíritu; estaba encorvada, y de ninguna manera se podía enderezar. Y el mismo Cristo dice en Lucas 13:16 que esta mujer era una “hija de Abraham", a la que Satanás había tenido atada durante dieciocho largos años. Podemos concluir, entonces que los demonios pueden afectar a los cristianos, ya sea produciendo enfermedades o desgracias, o produciendo tentaciones y pensamientos pecaminosos. Ahora bien, esto es diferente a una posesión demoníaca. Si con poseído por un demonio se quiere decir que la voluntad de la persona está completamente dominada por un demonio, al punto que la persona no tiene poder para escoger el bien y obedecer a Dios, la respuesta sería con certeza que no, porque la Biblia garantiza que el pecado no tendrá dominio sobre nosotros puesto que hemos sido resucitados con Cristo (Romanos 6:4-11, 14, 18, 22). De igual manera las doctrinas bíblicas de la regeneración y de la presencia permanente del Espíritu Santo en la vida del creyente imposibilitan por completo la posesión demoníaca de un cristiano verdadero (1 Pedro 1:22; 1 Corintios 3:16). Por eso, cuando oímos de supuestos casos de creyentes que se dice que están poseídos, debemos preguntarnos: ¿Estaban verdaderamente regeneradas las víctimas? ¿Eran cristianos genuinos? y en caso de serlo ¿Estaban realmente poseídas? Si realmente estaban poseídas, puede ser que se trate de personas que realmente no han sido regeneradas, es decir, no han nacido de nuevo, aunque tal vez hayan asistido a la iglesia por años. Si las personas afectadas son cristianos verdaderos, es seguro que no están poseídos realmente, sino que están sufriendo algún tipo de dolencia que les llevó a algún comportamiento extraño. Podemos asegurar, por la evidencia revelada en la Biblia, que un verdadero cristiano no puede ser poseído por los demonios, aunque sí puede ser tentado y atacado por los mismos, siempre bajo el permiso de Dios. Es incompatible que un cristiano esté habitado por el Espíritu Santo y a la vez esté habitado por Satanás. Ahora bien, debido a que sí seremos atacados, la Escritura claramente revela la forma de lidiar con dichos ataques: resistir con firmeza (Efesios 6:10-18). No tengas temor de ejercer tu ministerio, recuerda tu posición en Cristo. Si Satanás te ataca con duda y temor al enfrentarte con una persona poseída, y temes que eso mismo pueda ocurrirte a ti, recuerda: La doctrina bíblica enseña que Cristo ha vencido a Satanás y a los demonios, por lo que un creyente no puede ser poseído. Cuando somos salvos por la obra de Cristo, somos librados de la potestad de las tinieblas (Colosenses 1:13-14). Somos atacados por el diablo, pero tenemos seguridad en Cristo (Romanos 8:37). El maligno no puede tocar a un hijo de Dios (1 Juan 5:18), porque no puede deshacer su obra. El Señor nos protege con su fidelidad (2 Tesalonicenses 3:3). La mejor protección que podemos tener ante el diablo es, como dice Santiago 4:7 someternos a Dios, resistir al diablo, y este huirá. Teniendo firmeza en Cristo, los demonios huyen. Tener a Cristo en la vida es lo principal para protegerse. Aunque hay poder en Satanás y en los demonios, la Biblia afirma que el poder de Cristo es mucho mayor. Por ello quien quiera ser libre de toda amenaza espiritual debe confíar en la obra de Jesucristo, que da la victoria frente al mal. Ya que Jesús 'despojando a los principados y las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz' (Colosenses 2:15). ¡No tengas miedo!, pero no por la fuerza de un ritual, sino por la obra de Cristo Jesús, que ha vencido en la cruz.

(3.- ¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS EVIDENTES DE UNA POSESIÓN DEMONÍACA? La Biblia da varios ejemplos de personas que fueron poseídas o influenciadas por demonios. De estos relatos, podemos conocer algunos síntomas de influencia demoníaca, así como adquirir conocimiento de cómo un demonio posee a alguien. Estos son algunos pasajes bíblicos: Mateo 9:32-33; 12:22; 17:18; Marcos 5:1-20; 7:26-30; Lucas 4:33-36; Lucas 22:3; Hechos 16:16-18. En algunos de estos pasajes, la posesión demoníaca causaba problemas físicos, tales como inhabilidad para hablar, síntomas de epilepsia, ceguera, etc. En otros casos causaba que el individuo actuara con maldad; Judas sería el mejor ejemplo. En Hechos 16:16-18, un espíritu aparentemente daba a la joven esclava la habilidad de saber cosas más allá de su propio entendimiento. En el caso del endemoniado gadareno que estaba poseído por una multitud de demonios, tenía una fuerza sobrehumana, andaba desnudo y vivía entre los sepulcros. Dios permitió que el rey Saúl, después de haberse rebelado contra Él, fuera atormentado por un espíritu maligno (1 Samuel 16:14-15: 18:10-11; 19:9-10) con el efecto aparente de un estado de ánimo depresivo y un creciente deseo y disposición de matar a David. Por consiguiente, hay una amplia variedad de posibles síntomas de una posesión demoníaca, tales como un deterioro físico que no pueda ser atribuido a la presencia de un problema psicológico, cambios de personalidad tales como una fuerte depresión o una inusual agresividad, fuerza sobrenatural, una indiferencia por el pudor o una interacción social “normal”, y quizá la habilidad de compartir información de la que no hay manera natural de conocer. Es importante notar que casi todas, si no todas estas características, pueden tener otras explicaciones, así que es importante no etiquetar a cada persona deprimida, o individuo epiléptico como poseídos por demonios. Por otro lado, pienso que en nuestra cultura occidental, probablemente no tomamos muy en serio la actividad satánica en las vidas de la gente. Adicionalmente a estas características físicas o emocionales, uno también puede ver actitudes espirituales que muestran influencia demoníaca. Estas pueden incluir una resistencia a perdonar (2 Corintios 2:10-11) y la creencia y propagación de falsa doctrina, especialmente concerniente a Jesucristo y Su obra redentora (2 Corintios 11:3-4, 13-15; 1 Timoteo 4:1-5; 1 Juan 4:1-3).

(4.- ¿CÓMO PUEDE ALGUIEN LLEGAR A ESTAR POSEÍDO POR UN DEMONIO? No se nos dice exactamente cómo se expone uno mismo a ser poseído. Si el caso de Judas es representativo, él abrió su corazón al mal, en su caso por su avaricia (Juan 12:6). Así, es posible que si uno permite que su corazón sea gobernado por algún pecado habitual, esto se convierta en una invitación para que un demonio entre. Las posesiones demoníacas también parecen estar relacionadas con la adoración de ídolos paganos y la posesión de objetos del ocultismo. La Escritura repetidamente relaciona la adoración de ídolos con la adoración a los mismos demonios (Levíticos 17:7; Deuteronomio 32:17; Salmo 106:37; 1 Corintios 10:20), así que no sería sorprendente que el involucrarse con esas religiones y prácticas asociadas con esos cultos pueda conducir a la posesión demoníaca. Mucha gente abre sus vidas a la invasión demoníaca, al abrazar algún pecado o a través de involucrarse en una secta (ya sea consciente o inconscientemente). Los ejemplos pueden incluir inmoralidad; abuso de drogas y alcohol, al alterar éstos el estado de conciencia; rebelión; amargura; meditación trascendental; yoga; el movimiento de la Nueva Era, etc. No obstante, hay algo que no debe ser olvidado. Satanás y sus huestes del mal no pueden hacer nada a nadie, a menos que tengan el permiso de Dios (Job 1, 2). Algunas personas desarrollan una insana fascinación por el ocultismo y la actividad demoníaca. Esto es poco inteligente y antibíblico. Si nosotros seguimos a Dios con nuestras vidas; nos vestimos con Su armadura y dependemos de Su fuerza, no la nuestra (Efesios 6:10-18), no tenemos nada que temer de las fuerzas del mal, porque ¡Dios gobierna sobre todas ellas!

(5.- ¿ES CORRECTO DIALOGAR CON LOS DEMONIOS, PREGUNTARLES SU NOMBRE O PERMITIRLES EXHIBIR SU PODER? Con los demonios, que hablan a través de los endemoniados, no se dialoga: ¡Se los expulsa! Lamentablemente, algunos 'exorcistas' se han vuelto enfermizamente adictos a mantener pláticas con los demonios, entrevistarlos, exigirles que digan su nombre y hacerles preguntas ¡Hasta teológicas! Sin embargo, eso es una pérdida de tiempo, porque los demonios mienten y nada dicho por ellos es digno de confianza o credibilidad alguna (Juan 8:44). La práctica de preguntar el nombre a los demonios y dialogar con ellos proviene, no de la Biblia o del ejemplo de Jesús, sino del Ritual de Exorcismo Católico, en el cual se considera que dar el nombre a algo o tener el nombre significa tener poder sobre ese algo. Basan tal suposición en el hecho de que Dios le dio a Adán el poder de dar un nombre a las cosas. Por ende, en la concepción supersticiosa del catolicismo, en el momento en que el demonio revela su nombre, demuestra que está debilitado. Si no lo dice, es aún fuerte. Sin embargo, tal idea no cuenta con respaldo bíblico. Jesús no hablaba con los demonios, sólo los echaba fuera. Mientras enseñaba en una sinagoga en Capernaún, Jesús fue interrumpido por un hombre poseído por un demonio. Jesús le ordenó al espíritu que se callara y que saliera del hombre, no se detuvo a dialogar con él o averiguar su nombre, mucho menos le permitió hacer una exhibición de poder o 'robarse el show' y amedrentar a los asistentes ¡Simplemente lo expulsó! El hombre convulsionó, y con un tremendo grito el espíritu inmundo salió (Marcos 1:21-28; Lucas 4:31-37). ¡No permitamos que el diablo se exhiba! ¡No nos prestemos al juego del diablo! ¡No gastemos nuestro tiempo inútilmente conversando con el demonio! Dios nos ha mandado a liberar a los cautivos con el poder del Espíritu Santo, no a socializar con el enemigo.

(6.- ¿PUEDE EL DIABLO EXPONER, PÚBLICAMENTE, UN PECADO OCULTO EN AQUÉL QUE BUSCA ECHARLE FUERA? Definitivamente sí. La autoridad espiritual únicamente puede ser ejercida por aquéllos que viven vidas moralmente limpias (2 Timoteo 2:19), han sido justificados por la fe en Cristo (Romanos 5:1) y han lavado sus vestidos en la sangre del Cordero (Hebreos 9:12-14), venciendo de esta forma a Satanás (Apocalipsis 12:11). Sin embargo, al ejercer el ministerio de liberación encomendado por Cristo a su iglesia, muchos han tropezado en el área de la santidad personal. Si bien es cierto todos pecamos, y ofendemos a Dios y al prójimo en algún momento (Santiago 3:2; 1 Juan 1:10), el pecado repetitivo y habitual no puede ser parte de la vida de un creyente verdadero (1 Juan 3:9). Para su vergüenza, muchos creyentes han sido confrontados por algún espíritu inmundo al pretender echarlo fuera sin estar en comunión genuina con Dios. Esto mismo lo comprobaron los hijos de Esceva (Hechos 19:11-20). Muchos creyentes que viven en pecado habitual han sido expuestos públicamente por el diablo, hablando a través del poseído. Por eso, antes de pretender enfrentarnos con el diablo, debemos tener en mente que todo pecado personal debe haber sido resuelto previamente (1 Juan 2:1-2), así evitaremos ser avergonzados en público. De esta manera, el diablo no tendrá de qué acusarnos y, si lo hiciera, ya que esa es su función (Apocalipsis 12:11) podemos reafirmar nuestra posición en Cristo (Romanos 8:1) y recordarle que es él, y no nosotros, quien está condenado (Apocalipsis 20:10).

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