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¿Cabello largo? ¿Piel blanca y ojos azules? ¿Cómo era Jesús físicamente?

Aunque Cristo el Señor trasciende el color de piel y las divisiones raciales, la idea que tengamos de Jesús tiene consecuencias reales. Con toda probabilidad, si usted cierra sus ojos y se imagina a Jesús, usted se imaginará a un hombre blanco. Involuntaria o inconscientemente, muchos de nosotros hemos sido discípulos de un Jesús blanco. Sin embargo, no tan sólo nuestra imagen de un Jesús blanco es inexacta, sino también puede impedir nuestra habilidad de honrar la imagen de Dios en las personas que no son blancas.

I.- ¿CÓMO ERA JESÚS REALMENTE?

Jesús de Nazaret probablemente era de piel más oscura de la que nos imaginamos, no distinta a la piel aceitunada que es común entre las personas del Medio Oriente el día de hoy. Es más, muchos eruditos bíblicos llegan incluso a decir que Jesús era con más probabilidad de piel café oscuro y bronceado. Las más antiguas ilustraciones de un Jesús adulto lo mostraban de “aspecto oriental” y de piel café. Sin embargo, para el sexto siglo, algunos artistas bizantinos comenzaron a pintar a Jesús con piel blanca, barba, y cabello con el partido en medio. Esta imagen llegó a ser el estándar. En el tiempo colonial, la Europa occidental en la mayor parte exportó su imagen de un Cristo blanco al mundo entero, y un Jesús blanco a menudo formó la manera en que los cristianos entendieron el ministerio de Jesús y su misión. Algunos cristianos del siglo XIX, deseosos de justificar las crueldades de la esclavitud, hicieron todo lo posible para presentar a Jesús como blanco. Al negar su verdadera identidad como persona de piel oscura, miembro de una minoría oprimida, los dueños de esclavos podían justificar mejor la jerarquía de amo-esclavo y olvidar el ministerio de Jesús de poner en libertad a los oprimidos (Lucas 4:8).

Como judío, Jesús era una minoría étnica en el Imperio Romano. Los judíos fueron marginados por los romanos, griegos, y otros grupos no judíos en muchas ciudades imperiales. Cuando niño, Jesús era el blanco del infanticidio aprobado por los gobernantes, huyó de Egipto como refugiado, y se enfrentó a la explotación de los cobradores de impuestos romanos. Durante su vida, Él supo el dolor de ser miembro de una etnia cuya cultura, religión y experiencias eran marginadas por los que estaban en el poder. Debido a que Jesús pertenecía a una minoría étnica, estamos obligados a reevaluar quién fue Jesús y con quiénes se identificaba al cumplir su misión. Cuando la gente que estaba en la periferia se juntaba, Jesús estaba entre ellos, no tan sólo porque les ministraba sino porque Él era uno de ellos. Como una minoría étnica, Jesús no simplemente se interesaba por la gente que eran víctimas de la violencia aprobada por Roma, sino que Él también fue víctima de dicha violencia. Jesús no tan sólo se interesa por los refugiados, sino que Él también fue un refugiado. Jesús no simplemente se interesa por los pobres, sino que Él mismo era pobre. Para Jesús, el ministerio significaba conocer por sí mismo el dolor de los más marginados por la sociedad.

II.- ¿CÓMO LA IDEA DE UN JESÚS BANCO Y CAUCÁSICO NOS AFECTA HOY EN DÍA?

Para poder seguir a Jesús en su misión hoy, a menudo debemos escoger un amor que se basa en la solidaridad. Muchos cristianos bien intencionados ministran a lo largo de la brecha social pero los blancos pueden ministrarle a la gente de color sin realmente verlos como sus iguales, y gente de altos ingresos puede servir a gente de bajos ingresos y saber poco de su vida cotidiana. La identidad étnica de Jesús y su posición social requieren que no tan sólo ministremos a los marginados, sino que también debemos apoyarlos como Jesús los apoya. Esto incluye ver las perspectivas culturales y costumbres no estadounidenses, o europeas, como válidas y valiosas, escuchando a la gente marginada, y demostrando con nuestras palabras y hechos que tanto la liberación espiritual como la social son esenciales para el evangelio. Pero primero, los que aún perciben a un Cristo blanco deben preguntarse si pueden adorar a un Jesús de piel morena y si lo harán.

III.- ¿QUÉ RAZONES MOTIVARON LA SUSTITUCIÓN DELIBERADA DE LA ETNICIDAD DE JESÚS?

Los historiadores y estudiosos bíblicos están de acuerdo, en concordancia con el relato bíblico, en que Jesús de Nazaret nació en la región que hoy es la Palestina moderna y por lo tanto es cierto que él estaba en Oriente Medio en su aparición. Hay muy pocas descripciones de Jesús en la Biblia y las que existen buscan enfatizar su divinidad en vez de dar una representación auténtica de su apariencia humana. Por lo tanto, aquellos que deseaban descifrar el cómo Jesús podría haberse visto físicamente, se veían forzados a buscar el parecido entre personas de su región natal y período de tiempo. Los antiguos judíos tendían a parecerse mucho a sus vecinos de Oriente Medio, con la piel y el pelo oscuros. De hecho, la mayoría de las primeras representaciones de la persona de Cristo se representan de esta manera con un énfasis en los orígenes semíticos de Jesús. Sin embargo, una vez que el cristianismo y la figura de Jesús comenzaron a entrar en la corriente dominante, esta ya no era la norma. El siglo V vio la mayor revolución en la historia del cristianismo cuando el hombre más poderoso del mundo, el emperador Constantino, se convirtió en un converso. El cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano y la fe una vez despreciada y perseguida se elevó en popularidad. Fue en esta época que proliferó la representación clásica de Jesús tal como se entiende hoy en día. Esta obra de arte se produjo generalmente en la mismísima Roma, el centro del mundo romano, donde los artistas europeos blancos representaron a Jesús con pelo castaño largo, barba y piel blanca, para enfatizar su conexión con la gente de Europa. Esta tendencia continuaría a lo largo de los siglos a medida que el cristianismo se volviera más integral en la vida europea. Este fue un esfuerzo concertado para representar a los europeos blancos como teniendo la más natural afinidad con Jesús de todas las personas en el mundo, a pesar de los hechos históricos que indican lo contrario. La razón de esto es que los judíos eran una minoría marginada en el momento en que el cristianismo entró en la corriente dominante, y continuó siéndolo durante los días de gloria del cristianismo en Europa. Por lo tanto, no se consideraría apropiado ni sabio engrandecer a los judíos alineando al Mesías con ellos de cualquier modo. En su lugar, Jesús fue presentado como el más cercano posible a los adoradores europeos blancos en su apariencia física.

IV.- ¿TENÍA JESÚS EL CABELLO LARGO?

Siempre hemos creído que Jesús tenía el pelo largo. Sin embargo, esto no puede ser corroborado ni por el testimonio bíblico ni por ninguna pintura del primer siglo que refleje exactamente la persona física de Jesús. Con todo, las muchas diferentes imágenes que la tradición nos ha legado de Jesús lo han representado con el pelo largo. Además, por lo que parece deducirse de algunos textos del Evangelio, hemos crecido, desde la Escuela Dominical, con la idea de que Jesús tenía el pelo largo. Pero a pesar de lo que nos han enseñado por años, en el contexto cultural judío del primer siglo solamente llevaban el pelo largo los que habían hecho votos especiales de nazareo. Los nazareos estaban muy controlados. Si alguna persona moría al lado de un nazareo, éste tenía que cortarse el pelo al cero, es decir, raparse. Y si tocaba un cadáver, no podía entrar en el templo (Números 6:1-21). Pero Jesús tocaba los muertos y predicaba en la sinagoga (Marcos 5:35-43; Lucas 7:11-17). Nadie le reprochó nunca tales acciones. Más aun, los que habían hecho el voto de nazareo no podían beber vino. Y, según se desprende de ciertos pasajes del Evangelio, Jesús bebió en algunas ocasiones especiales en que fue invitado a fiestas (Juan 2:1-12; Lucas 22:7-20; Mateo 26:29). Los fariseos, que iban siempre tras él y procuraban atraparle en alguna falta para criticarle ante el pueblo, nunca le reprocharon el haber quebrantado el voto nazareo. Esto comprueba por sí mismo que Jesús nunca hizo tales votos y, por ende, no usaba el cabello largo.

Otro argumento a favor de que Jesús llevaba el pelo corto lo constituye el hecho de que el apóstol Pablo, en primera de Corintios 11:14, al describir la costumbre de la época nos dice: “La naturaleza misma, ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?”. Si Cristo hubiera llevado el pelo largo, ¿se habría atrevido Pablo a escribir estas palabras? No lo creo. Además, la historia eclesiástica nos muestra también que, fieles a la costumbre y cultura de la época, las iglesias cristianas de los dos primeros siglos eran muy duras contra el uso del pelo largo en los hombres. Si Cristo hubiera llevado melena, esta situación no se habría producido, ya que los cristianos primitivos procuraban imitar al Maestro en todo. ¿De dónde procede, pues, la costumbre de presentar a Jesús con el pelo largo? Fueron los gnósticos, al final del siglo II, quienes por primera vez empezaron a publicar imágenes de Jesús con el pelo largo. Estas imágenes fueron hechas siguiendo la de los filósofos de aquel tiempo, que solían llevar pelo y barba largos.

CONCLUSIÓN:

Durante muchos signos, el mundo cristiano ha tenido una representación de Jesús como un hombre blanco, barbudo, de cabello largo castaño claro y ojos azules. Sin embargo, de acuerdo con la historia, la genética y el testimonio de la Biblia y de los primeros cristianos, muy probablemente era moreno, no tan alto y mantenía el cabello recortado, como los otros judíos de su época.

El Nuevo Testamento aporta poca información sobre la apariencia de Jesús. Esta ausencia de datos es muy significativa. Parece indicar que los primeros seguidores de Jesús no se preocupaban por tal información, que para ellos era más importante registrar sus enseñanzas y afirmar su divinidad que decir cómo era físicamente. Sin embargo, los expertos forenses en reconstrucciones faciales, utilizando sus conocimientos científicos para alcanzar una imagen cercana a la realidad, han probado, a partir de cráneos del siglo I, de antiguos habitantes de la misma región donde Jesús vivió, que Jesús ciertamente no era como nos lo pinta la iconografía católica romana. Los esqueletos de judíos de esa época muestran que la altura media era de 1.60 metros y que la gran mayoría de hombres pesaba poco más de 50 kilos. Los judíos de la época eran biológicamente similares a los judíos iraquíes o yemeníes de hoy en día, por lo que Jesús seguramente tendría cabello marrón oscuro a negro, ojos castaños, piel morena. En otras palabras, él era un hombre típico de Oriente Medio. Fuera de la tradición católica y europeizante, nadie hoy en día podría sostener la idea de un Jesús blanco y caucásico. Jesús ciertamente era moreno, considerando la tez de personas de aquella región y, principalmente, analizando la fisonomía de hombres del desierto, gente que vive bajo el sol intenso.

Lejos de ser un modelo caucásico, Jesús era, al menos físicamente, semejante a cualquier hombre judío de su época. La misma Biblia nos testifica de él: “…Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos…” (Isaías 53:2). Cristo Jesús era en todo semejante a sus hermanos (Hebreos 2:17). Entonces, no debería extrañarnos que nuestro Señor eligiera lucir no como los grandes de su época (los romanos blancos y europeos), sino más bien como un judío común, miembro de una minoría étnica marginada: “…El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres…” (Filipenses 2:6-7). Sólo así, podría en justicia decirse de él: "JESUS EL NAZARENO, EL REY DE LOS JUDIOS" (Juan 19:19, LBLA)

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