En su intento por defender el Islam de las acusaciones de ser una religión machista que concede un trato indigno, denigrante e irrespetuoso hacia la mujer, el líder de la Comunidad Islámica Salvadoreña (el Sr. Emerson Bukele) argumentaba que el cristianismo y su libro sagrado (la Santa Biblia) son peores que el Corán en su actitud hacia la mujer. Pero ¿Es esto cierto, o es que simplemente buscaba salvar su pellejo y la imagen de su religión ante tales acusaciones? ¿Es la Biblia un texto machista y cargado de misoginia al igual que el Corán?
¡Absolutamente no! La Biblia no es un libro misógino. El término misoginia generalmente se refiere a las actitudes y comportamientos que degradan, insultan o abusan de las mujeres en virtud de su género. Ejemplos de la misoginia podrían ser el tratar a las mujeres como que son moral o intelectualmente inferiores a los hombres, lo que llevaría al abuso femenino, o que se refieran a ellas usando un lenguaje de odio o abusivo. Los críticos del cristianismo (sean estos ateos, feministas o hasta musulmanes) a veces afirman que hay misoginia en la Biblia, aunque esas afirmaciones se contradicen tanto por las Escrituras como por la historia.
Ciertamente, el feminismo ha permeado toda nuestra cultura, nuestras artes, y nuestros sistemas educativos. Si bien el feminismo suele ser definido como una ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres (algo con lo que debemos estar de acuerdo como creyentes, pues varón y hembra fuimos creados a imagen de Dios), la realidad nos muestra que el objetivo del feminismo es redefinir los roles sociales según el género, contraviniendo incluso los valores tradicionales, la religión y la ética cristiana. Es en esta última parte donde encontramos el mayor peligro pues en su intento por lograrlo, muchas feministas atacan la Biblia calificándola como un libro machista y extremadamente misógino. Con ello, atacan no sólo la inerrancia, sino la infalibilidad e inspiración divina de la misma.
Desafortunadamente, la Biblia es utilizada tanto por aquellos que buscan denunciar la misoginia como por aquellos que la defienden. Tanto los defensores como los críticos de la misoginia arrancan versículos de su contexto inmediato, imponen los convenios culturales modernos sobre las culturas antiguas, y pasan por alto el mensaje general que se presenta. Lo que es peor, ignoran el profundo efecto positivo que el cristianismo bíblico ha tenido para las mujeres en todo el mundo.
Un simple examen de contexto elimina la mayoría de las afirmaciones de la misoginia en la Biblia. Un ejemplo perfecto de esto es Efesios 5:22-24, dice que las esposas deben estar sujetas a sus maridos “como al señor”. Los críticos y los misóginos por igual prefieren citar esas palabras, fuera de contexto obviamente, para apoyar la afirmación de que la Biblia enseña a las mujeres a estar subyugada a los hombres. Sin embargo, las siguientes palabras ordenan a los maridos a que amen a sus esposas "como Cristo amó a la iglesia" (Efesios 5:25) y a amarlas "como a sus propios cuerpos", proveyéndoles y cuidándolas, así como Cristo lo hace por su iglesia (Efesios 5:28-30). Considerando que Cristo actuó como un siervo de sus discípulos (Juan 13:5) y nos mandó a hacer lo mismo (Juan 13:13-16), incluso sacrificando su propia vida por la salvación de ellos (Juan 15:12-14), es imposible justificar la interpretación que un misógino hace de Efesios 5.
La misoginia es diametralmente opuesta a la enseñanza de la Biblia. De acuerdo con las Escrituras, todas las personas son absolutamente iguales a los ojos de Dios, independientemente del género, la raza y la capacidad (Gálatas 3:28). Además, las mujeres fueron tratadas como personas valoradas y respetadas tanto por Cristo como por la iglesia primitiva. Jesús rescató de sus acusadores a una mujer culpable (Juan 8:9-11), María y Marta hicieron referencia a Jesús como el "maestro" (Juan 11:28) y Jesús enseñó abiertamente a la mujer junto al pozo (Juan 4:9-10), desafiando las convenciones sociales de la época las cuales prohibían la enseñanza de las mujeres. La iglesia primitiva no sólo atrajo a las mujeres que se convirtieron en seguidoras (Hechos 8:12; 17:12), sino que muchas de ellas fueron instrumentos en la proclamación del evangelio (Filipenses 4:3).
En muchos sentidos, la Biblia contrarrestó el verdadero trato misógino contra las mujeres en tiempos antiguos, y en la historia se ven reflejados los efectos de esta cosmovisión radical. Quienes critican la biblia por su actitud hacia la mujer, debe examinar la posición de la mujer en las culturas paganas de la era del Antiguo Testamento, Nuevo Testamento y la iglesia primitiva. Incluso en nuestra era moderna, uno sólo tiene que contrastar la situación de las mujeres que viven en países con una herencia cristiana a aquellas que viven en países donde esta herencia no existe. Asimismo, uno debería considerar la terrible misoginia de industrias como la pornografía y el comercio sexual, las cuales existen en directa oposición a los mandatos bíblicos.
Como con otros muchos temas sociales, el cristianismo bíblico establece un fundamento que inevitablemente conduce a ideas tales como el valor, la igualdad y la libertad de las mujeres. La ética arraigada en una cosmovisión cristiana ha resultado en niveles de igualdad femenina y la oportunidad que las culturas no cristianas nunca han ofrecido ni tampoco han considerado bajo la presión de las culturas con un trasfondo cristiano. También es importante señalar la diferencia entre la misoginia descrita y la misoginia aprobada. Libros de historia puede detallar los horrores del holocausto y la peste negra, pero no vemos esto como la aprobación del editor de Hitler o la enfermedad epidémica. Ciertamente, hay descripciones de la misoginia en la biblia, pero estos actos son condenados. Un ejemplo es la violación y asesinato de la concubina en Jueces 19:25-29, un acto tan atroz que provocó una guerra civil. Los críticos de la Biblia con gran interés señalan estos incidentes sin mencionar que el acto en mención se describe y se censura, mas no se aplaude. Igualmente, las preguntas acerca de la misoginia en la biblia deben estar separadas de si los hombres han o no intentado apropiarse de las Escrituras para justificar sus prejuicios.
Los hombres a veces también intentaron reforzar la misoginia con la ciencia, la historia, e incluso con leyes nacionales, aun cuando tales interpretaciones son ridículas. Ni los israelitas, ni Jesús, ni la iglesia cristiana primitiva exhibió la misoginia y el marco ético de la Biblia no da lugar a eso. De esta manera, no se puede culpar a la Biblia de la misoginia ni tampoco se puede usar para justificarla. En todo caso, la necesidad de sacar la escritura de su contexto y torcer su significado muestra lo contrario: con el fin de afirmar la misoginia en la Biblia, hay que separar pasajes del resto del texto y del mismo cristianismo. La Biblia se opone de forma contundente a la misoginia. Afirmar que la Biblia discrimina a la mujer no solo es un error interpretativo, sino malicioso y poco honesto.